Artificio

De aquí no se va nadie. Nadie.
Ni el místico ni el suicida.
León Felipe. Pie para "El Niño de Vallecas", de Velázquez.
Al juego habitual que se juega ahí afuera, en el exterior profundo y oscuro, en ese otro lado de la pantalla o lienzo, responde el pulso milimétrico con un gesto familiar apenas ensayado, con una primera pincelada fugaz sobre la faz de un planeta, con un golpe de mando, imperceptible, que transforma lo mirado (¡lo de siempre!) en una forma ignorada del asombro. No es que hayamos renunciado le explico a Lezcano- a los placeres del mundo y de la carne, no es eso; es que afuera, ahí afuera, en el exterior profundo y oscuro, todo nos exige, apresuradamente, una muestra irrefutable de aprobación, opinión o respuesta; y nosotros, ¡acabáramos!, no estamos ni mucho menos interesados. Aunque la situación parece bastante más calmada que hace unos días (los automóviles arden ahora en menor número), permanecemos fieles a este templo sagrado de lo sombrío y de la penumbra. Al fin y al cabo, estamos situados justo en el centro, en el centro mismo de la cueva, al lado de Francisco Lezcano ("El Niño de Vallecas", "El Vizcaíno") y de algunos anacoretas pintados (¡también pintados!) por la mano firme de José de Ribera. La cueva, situada a orillas del Guadiana o del Tormes, del Júcar o del Guadarrama, no permite un estilo distinto de habitar, un nuevo lenguaje, desacostumbrado y tenso; pero, en cambio (¡y aquí está lo maravilloso!) nos ofrece una vista privilegiada de las aguas más profundas, más oscuras, del Loira y del Garona. Las columnas de humo que surgen de las nervaduras urbanas de ciudades como Burdeos, Toulouse o Lyón, nos ofrecen una radiografía aproximada de los sucesos; sin embargo, los hilos conductores de esos adolescentes que anhelan follarse a Francia, dicen, para que Francia se enamore de ellos, no parecen corresponderse con nuestra primera versión de la realidad (es decir, con nuestra versión primaria, al menos, de la realidad). ¿Qué es lo que verdaderamente ha fallado me pregunta Lezcano- en todo este asunto? ¿La integración francesa, el multiculturalismo y el laissez faire británicos, el gastarbeiter alemán? ¿El ministro populista, el estado pesado, burocrático, inexistente? ¿El presidente de Carrefour, la iniciativa privada? ¿Doppy Gomis y los chicos de Saint-Denis? ¿La propaganda televisiva? ¿La banda sonora? Asomados al borde de la cueva, le explico a Lezcano que nosotros también hemos fallado, que nosotros permanecemos en la cueva, en silencio, porque no sabemos nombrar las cosas (1), pero que este es un asunto que resolveremos más tarde. Cuando Tariq Ramadan nos recuerda que, a las buenas o a las malas, la historia nos enseña siempre a compartir, San Onofre, que habita en un extremo incierto de la cueva, al borde de un abismo, acierta a pensar en la black-box de Lorenz (2), pero, en cambio, no consigue articular palabra. Lector impenitente de Rafael Sánchez Ferlosio, San Onofre acepta como suyo ese pecio invencible del vecino de Coria con el que se abre Vendrán más años malos y nos harán mas ciegos: "Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere". Por otra parte, tampoco conocemos en realidad cuál es nuestro "proyecto", y sólo podemos observar, algo asustados, los alrededores de Ceuta y Melilla, o el brillo exasperante de la propaganda navideña en un mundo crepuscular que ya no existe. ¿El derecho, postergado (3), a la ciudadanía? ¿El estado del malestar, por tanto? Lezcano (que, según el Doctor Moragas, "sufre de un cretinismo con oligofrenia y las habituales características de ánimo chistoso y fidelidad perruna"), ante este panorama, juega con un pincel de mango y brocha, cortos y planos, que le he prestado para que, al menos, permanezca entretenido. Al juego habitual que se juega ahí afuera, en el exterior profundo y oscuro, en ese otro lado de la pantalla o lienzo, le prestamos un interés escaso que va desapareciendo, poco a poco, con la caída de la noche; la cueva se ilumina entonces con el color característico de las grandes ocasiones, de los grandes acontecimientos. Antes de que la oscuridad lo cubra todo (cueva, abismo y artificio) las cosas mudan, desaparecen; entonces y sólo entonces, Lezcano y yo, ya más tranquilos, aparentamos dormirnos.
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(1) Michel Foucault, en una descripción imprescindible de un cuadro de Velázquez, precisa con exactitud la dificultad de "nombrar las cosas": "por bien que se diga lo que se ha visto, lo visto no reside jamás en lo que se dice, y por bien que se quiera hacer ver, por medio de imágenes, de metáforas, de comparaciones, lo que se está diciendo, el lugar en el que ellas resplandecen no es el que despliega la vista, sino el que definen las sucesiones de la sintaxis". Michel Foucault. Las palabras y las cosas.
(2) "Una de las teorías etológicas de la agresión más populares- y aun también más divulgadas- es sin duda la que K. Lorenz pudo presentar en su libro Sobre la agresión, el pretendido mal. El modelo termohidráulico expuesto por Lorenz (también conocido entre algunos etólogos y psicobiólogos como el retrete de Lorenz con no poco cachondeo), postula una explicación de la agresión basada en la representación de una black-box que segrega out-puts en dependencia no sólo de los in-puts si no también de sus estados internos. Naturalmente que sin perjuicio de que el modelo de Lorenz sea útil a efectos heurísticos -sirva por ejemplo para diseñar experimentos o para organizar predicciones- nadie esperaría encontrar una tal black-box entre las vísceras o los hemisferios cerebrales de un animal". Iñigo Ongay. Ética, etología y moral. Las bases biológicas del comportamiento ético. Seminario F.I.C.E., universidad de Deusto, 2001.
(3) "Estamos presos en una trampa: la autoridad en nombre de la cual reclamamos la facultad de repeler a los transeúntes para conservar el privilegio de nuestro bienestar es la misma que la producción de ese bienestar destruye progresivamente aboliendo las fronteras y derribando las barreras". José Luis Pardo. Alambradas preventivas.
9 comentarios
Enrique -
Un beso, Magda.
(Y besos retroactivos para todas/todos: pini, la autoestopista, diminui, Cristina...)
Enrique -
Diminui: no tengo ni idea de php, ni de programación alguna. El blog viene ya montado de fábrica y yo me limito a utilizarlo buscando el menor número de complicaciones posibles. Por eso el botón de blogueratura figura en la pagina de \"enlaces\" y no en portada. Son cosas del formato de la bitácora que no consigo ni entender ni modificar. Gracias por todo. A ver si hago un hueco y me paso por blogueratura. Ya hablaremos.
pini -
eso le llamábamos hacer la pasadita, en la infancia: pasar rápidamente (en bicicleta, si eras afortunado), y huir antes de ser descubierto.
de nuevo hay mucho.
hasta he conocido a itn.
él sí viajó hasta aquí, pero no me hizo la pasadita.
se presentó de cuerpo entero.
pero vos sos hombre ocupado.
un abrazo grande.
(ya retomaré mi función)
diminui -
tú sabes programar php?
de ser así, te interesaría colaborar en www.blogueratura.com ? escríbenos a blogueratura@gmail.com gracias
Enrique -
Un abrazo, pini.
pini -
es que ya no se acerca a mi costa.
diminui -
bienvenid@ al proyecto blogueratura; el lugar de la literatura independiente.
Pon un botón en tu blog para que tus lectores conozcan el proyecto.
recibirás un correo con más información sobre las actividades de www.blogueratura.com
gracias por seguir publicando la palabra.
no olivdes darte una vuelta por nuestras secciones de "el artículo", "el blog", "noticias" y "ayuda". Además te recordamos que viene el especial de navidad y todos los miembros del proyecto están invitados a participar.
Enrique -
Magda -
Te pudiera hablar mucho del problema de mi país referente a los inmigrantes que se van a USA, pero no tendría caso y sería muy largo. Lo que te puedo decir, es que me asusta todo esto, y me duele que tantas personas vivan de esta forma o, mejor dicho, sobrevivan de esta manera...
Un abrazo para ti.